Cuando hablamos
de Agile,
nos referimos a formas de trabajar afines a los valores y principios del manifiesto ágil,
e implica implementar marcos de trabajo como Scrum, XP o el método Kanban.
Hacer Agile significa aplicar
prácticas ágiles, entre otras como: usar tableros Kanban, realizar dailies, priorizar el trabajo, dividir la
ejecución del proyecto en iteraciones (Sprints), realizar sesiones de revisión
de entregas y retrospectivas, permitir que los equipos se autogestionen, incorporar
al negocio en el equipo de trabajo, nuevos roles en los equipos, utilizar Jira,
Trello u otras herramientas “ágiles”.
Hacer Agile genera beneficios para la organización y sus equipos,
ya que aumenta la visibilidad y transparencia del trabajo, mejora la
comunicación y gestión del equipo, incrementa la productividad y foco en la
entrega de valor según las prioridades del negocio, entre otros.
Ser Agile, en
contraposición con Hacer Agile, supone un cambio de mentalidad
(mindset) que evidencia, entre otros: un compromiso con las personas (ejecutores,
usuarios y stakeholders), un liderazgo a todos los niveles (personal, equipo,
productos, programas, portfolios),
foco en el cliente y en la entrega de valor, empoderamiento de equipos de
trabajo, aprendizaje y mejora continua, el sentimiento de “somos un único
equipo” (negocio-desarrollo).
Ser Agile es ser honesto, transparente,
reflexivo, adaptable y mejorar continuamente.
Hacer Agile
puede iniciarse en poco tiempo, con formación y acompañamiento de
consultores expertos, pero Ser Agile, es más complejo y supone
más tiempo.
Ser Agile involucra Hacer
Agile, pero no consigues todos los beneficios si te quedas en el hacer.
Ser
Agile es un camino, que, aunque largo, eleva exponencialmente los
beneficios de la agilidad en la organización.
Gracias por leerme.
Ig @soy.agile.coach
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