lunes, 25 de julio de 2022

Productividad 4: Los hábitos de un agilista

Hay una estrecha relación entre los hábitos que hemos incorporado a nuestra vida y la productividad.

Los hábitos son pequeñas tareas o comportamientos que repites diariamente de forma automática y sin esfuerzo. Son el resultado de pensamientos y creencias que tenemos profundamente arraigados. Nuestros hábitos definen lo que hacemos repetidamente, y eso es lo que en realidad somos.

Tenemos hábitos que nos ayudan a ser más eficientes y productivos, y otros que limitan nuestro progreso y mejora. Así, el hábito de hacer ejercicio cuida de nuestra salud y el hábito de fumar la perjudica.

La buena noticia es que los hábitos se pueden cambiar. Como lo señala el especialista en hábitos James Clear en su libro Hábitos atómicos, el cambio real proviene del resultado de cientos de pequeñas decisiones que van creciendo, poco a poco, hasta llegar a cambiar nuestra carrera profesional, nuestras relaciones y todos los aspectos de nuestra vida.

En publicaciones anteriores, hemos reflexionado sobre Hacer Agile vs Ser Agile , destacando que ser un agilista supone un cambio de mentalidad (mindset) que se evidencia en su forma de actuar y relacionarse con los demás.

Es a través de la construcción de hábitos, que logramos no solo cambiar nuestras conductas, sino impactar nuestras creencias y forma de pensar. No olvidemos, que tenemos una predisposición a mantenernos en el statu quo, y que es solo con un esfuerzo intencionado y sostenido, que lograremos salir de nuestra zona de confort y crecer como personas.

Relacionemos algunos principios ágiles con hábitos habilitantes de la productividad, así tenemos que la entrega temprana y continua de valor, se beneficia de hábitos como dividir el trabajo en mínimos productos viables y priorizar en base a lo que da mayor valor, el principio de la simplicidad con la práctica de realizar, solo el trabajo esencial, diciendo no a todo lo demás, y a intervalos regulares reflexionamos y mejoramos nuestra forma de trabajar. La incorporación de hábitos ágiles forman nuestra identidad y nos definen como agilistas.

Clear, nos propone un circuito de retroalimentación de 4 fases, acompañado de lo que llama las leyes para crear buenos hábitos y las leyes inversas para eliminar los hábitos que nos perjudican.



Veamos la puesta en práctica de este ciclo con un ejemplo: incorporar el hábito de planificar mi día productivo:Selecciona una señal que haga obvio la acción de planificar tu día: tomando mi café de la mañana, abro mi planificador y comienzo completando la frase mi objetivo del día es.
Activa la necesidad de realizar tu plan diario haciéndolo atractivo: disfruta anticipando cómo será tu día ideal, conéctate con la satisfacción de lograr tus pendientes.
Realiza tu plan diario utilizando pocos minutos en una herramienta sencilla: comienza con una práctica simple que te permita hacer tu plan en solo un par de minutos. Asegúrate de incluir tareas que te permitan lograr tu objetivo del día.
Recompensa el haber hecho tu plan con una acción que te de placer: regalate leer una página de tu libro favorito o unos minutos en las redes sociales.

“La diferencia entre un buen día y un mal día es, a menudo, unas pocas elecciones saludables y productivas hechas en momentos decisivos” James Clear, autor de Hábitos atómicos.

Gracias por leerme

Saludos, María Esther

@Soy.Agile.Coach

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